Qué ver

LA PLAZA DEL SOLAR

Destacamos varios elementos representativos:

El Ayuntamiento
De estilo neoclásico, construido el año 1883 por Atanasio Anduiza. Es de planta rectangular y bajos porticados. Destaca, en todo el conjunto, la sobriedad de sus líneas.

La estatua de Víctor Chávarri
Empresario portugalujo. Creó la fábrica La Vizcaya, que, tiempo después, daría lugar a los famosos “Altos Hornos de Vizcaya”. Se divide en partes bien diferenciadas: el busto, de Víctor Chávarri, que está realizado en bronce, y descansa sobre una base de mármol de Carrara;. y las figuras de dos obreros: un barrenero y un ferrón. Es una alegoría al proceso industrializador. También están realizadas en bronce. La obra es del escultor catalán Miguel Blay. La realizó en el año 1903. Con ella, ganó la primera medalla de oro de la Exposición Internacional de París en 1905.

El Kiosco
Fue construido por Emiliano Pagazaurtundúa en 1912. Es de estilo ecléctico, con claras influencias mudéjares y clásicas. El Kiosco es centro de reunión, famoso por sus chicharrillos o bailes, y por los conciertos que la banda municipal ofrece los domingos alternos. Todos los martes, jueves y sábados del año, en torno al Quiosco de la Música, la Plaza del Solar se convierte en mercado al aire libre, llamado “Mercado de las aldeanas”, donde tenemos la oportunidad de adquirir flores, plantas y productos de la huerta. Desde este punto accederemos al Muelle de Churruca.


PASEO MARÍTIMO

La Villa cuenta con un largo paseo, de aproximadamente dos kilómetros de longitud, a la orilla de la Ría del Nervión. En este paseo podemos distinguir tres tramos:

  • El Muelle Viejo
  • El Muelle de Churruca
  • El Muelle de Hierro
  • El Muelle de Churruca o Muelle Nuevo refleja el esplendor turístico que Portugalete tuvo a finales del siglo XIX. Es, aproximadamente, el tramo central del paseo marítimo; elegante y señorial. El Puente Colgante es su mayor símbolo

PUENTE COLGANTE

En el año 2006 la UNESCO declara al Puente Colgante Monumento Patrimonio de la Humanidad.

El Puente ensalza la espectacular grandeza del estuario, constituye una excepcional expresión de la creatividad técnica y ejemplifica la relación satisfactoria entre función y forma. Es una de las construcciones más sobresalientes de la Revolución Industrial Europea. Y representa uno de los mayores logros de la ingeniería de finales del siglo XIX.

Fue el primer puente colgante-trasbordador del mundo y uno de los pocos que sigue en funcionamiento. La obra, diseñada en el año 1887 por Alberto de Palacio, fue inaugurada el 28 de julio de 1893. Sintetiza a la perfección la unión de la arquitectura y la funcionalidad; lo bello y lo útil; la grandiosidad y la cotidianidad.

El Puente Vizcaya, conocido popularmente con los nombres de Puente Colgante y Puente de Portugalete, solucionó el problema de comunicación que existía entre las dos márgenes de la Ría del Nervión, sin interrumpir el cauce fluvial ni la navegación. Sus cuatro torres de celosía metálica, de 62 metros de altura, sostienen un tablero de 160 metros de longitud. El original fue destruido tras un bombardeo en la Guerra Civil. Fue reconstruido en el año 1941.

La barquilla, plataforma móvil suspendida sobre la Ría, se mueve horizontalmente entre las dos orillas, transportando personas y vehículos, durante las 24 horas del día. Existe la posibilidad de recorrer el Puente Colgante sobre la pasarela peatonal. ¡A unos 60 metros de altura! Desde arriba, podemos disfrutar de sus maravillosas vistas panorámicas.

El puente es, ante todo, un símbolo. Es punto culminante de una larga tradición cultural vinculada a la elaboración y utilización del hierro vizcaíno, principal motor del desarrollo de la economía vasca. El Puente Colgante es una maravilla de la ingeniería de su tiempo. Y es testigo de excepción de la historia de la Ría, de sus pueblos y de sus gentes.


EL MAREÓMETRO

Tras haber admirado la grandiosidad que nos ofrece este coloso de hierro tomamos de nuevo contacto con el Muelle de Churruca. Destacan las casas de Zunzunegui, de Olaso, de Palacios, de Balparda, de Vicuña y de Gandarias. Magníficas construcciones de finales del siglo XIX.

El Mareómetro, ubicado al final del Muelle, fue construido en París y colocado por la Junta de Obras del Puerto en el año 1883. Se trata de un instrumento náutico que mide la profundidad del cauce. Registra el ascenso y descenso del nivel de las aguas con las mareas. Esta información, de suma importancia, facilitaba a los barcos su tránsito por la Ría. Hoy es un elemento testimonial que abre paso al Muelle de Hierro.


EL MUELLE DE HIERRO

El Muelle de Hierro es prolongación del Muelle Nuevo. Fue creado para solucionar el gran problema que, para la navegación, suponía la barra de arena que cegaba la desembocadura del Nervión. Es obra del ingeniero Evaristo Churruca. Su construcción se inició en el año 1881. Y fue terminado en el año en 1887. Tiene una longitud de 800 metros. Los 600 primeros metros están construidos en armazón de hierro y los 200 últimos en piedra.

Si caminamos hasta el faro, situado al final del Muelle de Hierro, podremos disfrutar de espectaculares vistas de la Bahía, de la Ría y su Puente Colgante, de la Dársena… Volviendo nuestros pasos hacia el Puente Colgante, nos dejamos atrapar por la brisa y olor a mar que la Ría nos trasmite. Nos encaminamos hacia la zona más antigua de la Villa. Y, de paso, nos encontramos con el Parque del Doctor Areilza.


EL PARQUE DEL DOCTOR AREILZA

El parque, fue proyectado en el año 1913 por Emiliano Pagazaurtundúa. Se construyó sobre un hermoso arenal. Las olas llegaban a los pies del acantilado.

Es un jardín botánico que recrea la naturaleza. En él abundan especies exóticas, plátanos y coníferas. Se concibió con todo lujo y detalle para colmar las ansias de ostentación de la pujante burguesía bilbaína de inicios del siglo XX, que había convertido a Portugalete en ciudad-balneario.

Desde las casas señoriales se accedía, por las escalinatas, a la playa del Salto. Hoy en día, estas escalinatas, conectan el Parque del Doctor Areilza con el Parque Ellacuría, situado encima del antiguo acantilado.


CENTRO CULTURAL SANTA CLARA

Antiguo convento de las Clarisas. Desde la parte trasera del Gran Hotel Puente Colgante, antiguo Palacio de Manuel Calvo, accedemos a la calle Casilda Iturrizar, conocida popularmente como “Calle Nueva”. Su empinada cuesta, que comunica el Portugalete añejo con el comercial e innovador, se torna amable gracias a un singular mecanismo; un elemento arquitectónico novedoso en la villa: las rampas mecánicas, muestra de la continua renovación de Portugalete. En la mitad de esta calle se ubica el Centro Cultural Santa Clara, antiguo convento de las Clarisas.

En el año 1614 unas monjas llegadas de Orduña (Vizcaya) se unieron a un grupo de beatas portugalujas. Abrazaron la regla de Santa Clara y fundaron este convento de clausura, a extramuros de la Villa. El edificio del convento, que es de estilo barroco desornamentado, sufrió las consecuencias de los tumultuosos acontecimientos, socio-políticos y económicos, ocurridos a lo largo del siglo XIX. También, a finales del siglo XIX, se llevó a cabo una reforma al gusto historicista sobre dos elementos: el acceso principal y la espadaña. En el año 1976 las monjas abandonaron el convento y fue adquirido por el Ayuntamiento. Se rehabilitó y, en la actualidad, es el Centro Cultural de la Villa.


CASCO VIEJO

Si cruzamos la calle Casilda Iturrízar, accedemos al Casco Histórico. Fue declarado Conjunto Monumental, en el año 1996 y atesora rincones, calles y plazas de gran solera. Podemos atravesar las tres calles que formaron la antigua Villa medieval: La calle Coscojales, la calle Víctor Chávarri, popularmente conocida como calle del Medio, la calle Santa María. De ellas destacamos sus empinadas cuestas y su pavimento empedrado, realizado con piedras llamadas “rebollos”. Este sistema supuso una mejora de la viabilidad urbana a mediados del siglo XV.

Encontramos lugares de interés, como la Plaza de la Ranchería. Su nombre recuerda el rancho que se daba a los soldados. Y es que, en dicha plaza, tiempo atrás, hubo un antiguo cuartel militar. O la calle Coscojales, famosa por albergar una hornacina con la imagen de la Virgen de la Guía, de gran devoción en la Villa. Calle afamada por sus tabernas, donde se degustan buenos caldos y mejores pintxos.
De la calle del Medio, destacamos:

  • Un palacio renacentista, perteneciente a la familia Salazar-Galindo (a la altura del número 17).
  • La casa donde nació Víctor Chavarri. Magnifico ejemplo de la arquitectura tardo clasicista (números 21-23).
  • El palacio barroco del siglo XVIII de la familia Sota (número 22).
  • Situados en la Calle Santa María, por el Cantón de la Iglesia, destacamos en el número 26 el escudo renacentista en ángulo. Este escudo identifica al antiguo palacio del siglo XVI, que perteneció a la familia Vallecilla.
  • En el Campo de la Iglesia, encontramos la Basílica de Santa María y la Casa Torre de Salazar con el portillo. Disfrutan la categoría de “protección especial”.

BASÍLICA DE SANTA MARÍA

María Díaz de Haro, Señora de Vizcaya, fundó la Villa en el año 1322 y comunicó a los portugalujos que buscasen el lugar más apropiado para construir una iglesia en honor a la Virgen María. Para ello se eligió el lugar más elevado de la Villa y se construyó un pequeño templo de fábrica sencilla con cubierta de madera.

De este edificio sólo se conserva la Virgen María, que preside el Retablo Mayor de la Basílica. Es una talla del siglo XIV, auténtico documento de la espiritualidad medieval. La Basílica de Santa María data de finales del siglo XV. Está construida en sillería arenisca y su ejecución duró casi un siglo.

Podemos encuadrar esta construcción dentro del estilo gótico con influencias renacentistas, sobre todo en las portadas. Destacan en su exterior los arbotantes, las gárgolas, las portadas y la torre campanario, reconstruida posteriormente, entre los años 1691 y 1741. La portada lateral es la más Antigua. Se conoce con el nombre de Portal de la Ribera, y acusa la acción erosiva de los vientos del noroeste. Conserva, en el centro del arco de entrada, el nombre del maestro cantero de la iglesia: Garita.

La portada principal se cobija bajo la torre-campanario. Tiene en su hornacina la imagen de María, semejante a la de la talla gótica, de La Virgen. En el interior destaca el Retablo Mayor, de estilo renacentista, que preside el Altar. Fue realizado en madera de nogal y sólo la calle central aparece policromada. Este retablo, junto al de la Adoración de los Reyes Magos, está catalogado como Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento. A ambos lados del Retablo Mayor, podemos admirar dos interesantes muestras de pintura gótico-flamenca: el tríptico y el cuadro de la Coronación de la Virgen, conocida popularmente como La Virgen de la Pera.

En las naves laterales se abren diferentes capillas, pertenecientes a las familias más importantes de la Villa, como los Salazar, Ugarte o Coscojales. Destacamos la imagen del Cristo del Portal, talla gótica de finales del siglo XV; la reja de la Capilla de Santiago de 1569, una de las más antiguas de Vizcaya; o el órgano situado en el coro, del año 1903, de la casa francesa Henry Didier, que se sigue utilizando hoy en día.


MIRADOR DEL CAMPO DE LA IGLESIA

Saliendo de la Basílica de Santa María, se encuentra el mirador. Ofrece maravillosas vistas sobre la Ría, que hacen de este lugar uno de los más frecuentados.

Aquí podremos sacar unas preciosas fotografías, teniendo como telón de fondo el Puente Colgante; el paseo de la Canilla, con su antigua estación -hoy Oficina Municipal de Turismo- y municipios del entorno.


TORRE DE SALAZAR

Antigua casa-torre. Su construcción data de finales del siglo XV. Se trata de una construcción cuadrangular, realizada en mampostería, con sillares en las zonas nobles del edificio. Cuenta con cuatro plantas. Su cubierta es un tejado a cuatro aguas, típico de las casas-torre medievales. Perteneciente al linaje de los Salazar en Portugalete. Representa la fuerza militar y el poder de esta familia en el intento, por parte del Pariente Mayor, de introducirse en Portugalete. Desde aquí podía dominarse todo el tránsito marítimo, así como los caminos que circunvalaban la Villa.

El edificio, con el tiempo, pasó de ser torre defensiva, a ser una residencia señorial, transformándose según las nuevas necesidades de sus moradores. En el año 1934, con la Revolución de Octubre, la casa fue incendiada. Entonces, apareció un muro de la antigua casa-torre. Sobre estos restos, el arquitecto Joaquín Irízar, en el año 1958, reconstruyó La Torre con aspecto de castillo medieval. La última reconstrucción se llevó a cabo cuando fue adquirida por el Ayuntamiento para ser destinada a fines culturales. Era el año 2003. Alberga en su interior un museo y un restaurante de alta cocina vasca.


DEL CASCO VIEJO AL PASEO DE LA CANILLA

Descendemos por la calle Santa María. Destacan sus casas pintadas de diferentes colores. En la confluencia con la calle Salcedo, cerca ya del Ayuntamiento, se encuentra la Casa de Elías López Bustamante. Fue construida en el año 1910 por el arquitecto Leonardo Rucabado.

Muestra claras influencias del modernismo catalán y del goticismo alemán. Desde aquí accedemos, de nuevo, al Paseo de la Canilla, bien por el Arco de Vallecilla -singular paso abovedado que comunicaba la antigua Villa con el puerto de Pescadores-, o bien por las escaleras de la Plaza del Solar. Hoy, el Paseo de la Canilla es un lugar ajardinado y de esparcimiento, e invita a disfrutar del ocio en sus terrazas.


RIALIA, MUSEO DE LA INDUSTRIA

En el Paseo de la Canilla se encuentra Rialia, Museo de la Industria. Es testigo del pasado, presente y futuro de la Ría del Nervión. Nació con vocación de interpretación, y con la finalidad de poner de relieve la importancia que la industria del hierro tuvo en la historia de la comarca. Con la Ría como protagonista e hilo conductor, la exposición del interior del museo, ofrece una visión de la transformación social, productiva y paisajística que tuvo lugar entre los siglos XIX y XX.


MUELLE VIEJO

Después de este reencuentro con el proceso industrial, terminaremos el recorrido en el embarcadero del puerto viejo, donde todavía, algunas mañanas, vemos arribar barcas con pescado fresco para vender. Existe la posibilidad de realizar un paseo por la Ría en embarcaciones turísticas. Es una forma amena y cultural de conocer la Ría y su entorno.